sábado, 19 de diciembre de 2009

La Destrucción de Dresde, El veradero holocausto.





El verdadero holocausto. La horripilante exposición original del ataque terrorista aéreo más devastador de la historia. El primer libro que explicó al mundo lo que había ocurrido en esta ciudad alemana en 1945.

El bombardeo, incendio y destrucción de Dresde se llevó a cabo hacia el final de la Segunda Guerra Mundial por parte de la Royal Air Force (Gran Bretaña) y la US Air Force de los Estados Unidos. Con este nombre se suele hacer referencia a los cuatro ataques aéreos consecutivos que se realizaron entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, apenas doce semanas antes de la capitulación de Alemania. Durante los mismos, entraron en acción más de mil bombarderos pesados, que dejaron caer sobre la "Florencia del Elba" cerca de 4.000 toneladas de bombas altamente explosivas y dispositivos incendiarios, arrasando gran parte de la ciudad y desencadenando una tormenta de fuego que consumió el centro histórico de la misma, quemando vivos bajo el fuego inextinguible del fósforo líquido decenas de miles de civiles alemanes (mujeres, niños, ancianos y refugiados principalmente).

El número de víctimas varía enormemente en función de la fuente, pero la línea mayoritaria en la historiografía actual sitúa el número de muertos entre 35.000 (los que pretenden minimizarlo) y 350.000, decantándose los estudios más recientes por las cifras que rondan entre 100.000 y 202.000. Esta es una cantidad superior a las víctimas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Otras ciudades alemanas y japonesas sufrieron genocidios similares, como Tokio (100.000) o Hamburgo (40.000).

El bombardeo de Dresde sigue siendo uno de los episodios más polémicos de la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad persiste aún el debate dado que la capital sajona no era un objetivo de interés estratégico o militar tal y como aseguran fuentes políticas o militares aliadas, sino que por el contrario el bombardeo fue una represalia desproporcionada e indiscriminada e incluso se trató de un crimen de guerra realizado a sangre fría con la firme intención de aniquilar a millones de civiles alemanes y a los refugiados del este de Europa, que huían del avance del Ejército Rojo y buscaban refugio, precisamente, en Dresde.

LAS CIFRAS

Desde el fin de la guerra el número de fallecidos en el bombardeo de Dresde ha sido objeto de constante revisión por parte de la comunidad académica. Las cifras exactas son difíciles de determinar. Los cálculos cuentan con la dificultad añadida de que, la ciudad, que en 1939 tenía una población de 642.000 habitantes, estaba en el momento del bombardeo atestada con cerca de 200.000 refugiados más y miles de soldados heridos convalecientes en la ciudad y sus hospitales.

Las cifras habituales en las primeras décadas de la posguerra variaban dependiendo de la documentación disponible, fuera esta procedente de la misma policía alemana de la ciudad o bien de otras fuentes más o menos fiables. Las primeras informaciones que se publicaron en los medios, se hacían eco de cantidades de seis cifras. El periódico sueco Svenska Morgenbladet apuntaba el 17 de febrero de 1945 "por encima de los 100.000" y el 27 de febrero a "cerca de los 200.000" muertos. En 1948, el Comité Internacional de la Cruz Roja mencionaba 275.000 cuerpos "identificados" en la región de Dresde basándose en informes procedentes de las autoridades. En 1951, Axel Rodenberger hablaba de entre 350.000 y 400.000 fallecidos. F.J.P. Veale escribió en 1955 en Advance to Barbarism que el número estaba entre los 300.000 y los 500.000. El británico David Irving, autor de este libro, calculó ya en 1963, en su libro "La destrucción de Dresde", entre 135.000 y 250.000 víctimas; Hans Dollinger en 1973, 250.000; y Rolf Hochhuth en 1974, 202.000 utilizando a Irving como fuente. El Süddeutsche Zeitung hablaba en 1975 de 135.000 y Die Welt de "250.000 o incluso 400.000" fallecidos. El antiguo oficial del alto mando de Dresde Eberhard Matthes afirmaba ya entrada la década de los 90 que a finales de abril de 1945 tuvo lugar en su presencia una conversación telefónica con Adolf Hitler, en la que se informó al Führer de 3.500 cadáveres identificados, 50.000 identificables y 168.000 inidentificables.

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